He procurado una y otra vez alcanzar la comprensión de lo que late dentro de mí, pocas veces he logrado atrapar una leve vislumbre de lo que existe más allá de los laberínticos velos de mi existencia, he intentado muchas veces desnudar mi alma y mi deseo se vio malogrado por mi ceguera, pues, lo que intuía más allá de las palpitantes sombras que nublaban mi corazón y mi alma me aterrorizaba. El abismo que yo sabía delimitaba la frontera entre lo ilusorio y lo eterno me ofrecía un glorioso renacer si tenía el valor abrazarlo lanzándome al vacío. Las puertas estaban abiertas, sin embargo, mi cobardía siempre me impedía traspasarla. Ahora espero curioso y tranquilo el desenlace que en un futuro quizás no muy lejano me liberará de la pesadez de esta vida mágica y cruel a la vez. He caminado enfrentando demonios, placeres efímeros y vaciedades, orgulloso por haber desafiado mis fantasmas sin doblegarme, he reído, blasfemado y llorado, temeroso, pero erguido…
Maya
Paco Albiac
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